Pepiño Blanco es un personaje que, intentando emular a su antecesor en el cargo de vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, hace graciosidades sin gracia, y sólo se las ríen aquellos que tienen un interés dentro del partido. Para empezar, Pepiño Blanco no tiene la gracia que tiene Alfonso Guerra de decir las cosas ("...pero el médico de Aznaaaaar"), y, para terminar, le hace falta escuchar mucho a Malher y leer mucho más que los libros de primero de Derecho para poder estar, al menos, a la altura de sus zapatos.
Con ocasión de los terribles atentados coordinados de Bombay, Pepiño quiso desprestigiar a Esperanza Aguirre. Hilando la crisis económica que no quisieron reconocer con la presidenta de la Comunidad de Madrid, dijo que del PP "cuya máxima es la de sálvese quien pueda como demostró Esperanza Aguirre, que se marchó corriendo de India sin importarle la gente que quedaba allí en situación de dificultad". Se me ocurren numerosos adjetivos para calificar estas declaraciones pero, reflexionando, me doy cuenta de que sólo cabe una: son unas declaraciones pepiñoblanco. El autor las califica por sí mismo.
Habría que ver a este señor (?) en la terrible situación que sufrió Esperanza Aguirre, quien dividida de su grupo por el azar, arriesgó su vida yendo al aeropuerto, donde ya habían colocado una bomba, y se marchó una vez segura de que todos estaban a salvo. Quizás Pepiño se hubiera enfrentado a los terroristas a pecho descubierto y los hubiera reducido él solito. Todo un héroe, con un par.
Con estas declaraciones, queda claro que Pepiño Blanco no se ha interesado por las víctimas de los atentados de Bombay, pues si a la víctima española más visible de todas ellas, que es, además, la presidenta de la comunidad más rica de España, la desprecia de ese modo, ¿se puede esperar que haga otra cosa distinta al resto de víctimas? No se puede ser más ruin, y queda claro que Pepiño Blanco no le llega ni a la altura de los calcetines a Esperanza Aguirre.
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