Leo en el diario digital de Antonio Casado "El Confidencial" el siguiente titular: "La Justicia no tiene remedio: ya hay más de 750.000 sentencias penales sin ejecutar".
En el mismo artículo se puede leer el siguiente párrafo: "Algunas de esas sentencias no ejecutadas provocaron una gran alarma social. Casos como el del asesinato de la niña onubense Mari Luz Cortés a manos de un pederasta con una condena anterior que no llegó a ejecutarse; o el doble crimen de la localidad alcarreña de Alovera, en el que un sargento del Ejército sobre el que pesaba una orden de alejamiento y al que se le había retirado el permiso de armas, disparó contra su ex esposa y su actual compañero sentimental."
Ahora, si Mariano Fernández Bermejo fuese consecuente con sus propias acciones, debería sancionar a todos los secretarios judiciales a dos años de suspensión de empleo y sueldo, y el CGPJ sancionar a todos los jueces con, al menos, 1.500 euros de multa. Pero está claro que si hay más de 750.000 sentencias sin ejecutar, es por la terrible falta de medios técnicos y humanos que hay en los juzgados españoles.
Mariano Fernández Bermejo debería plantearse dos cosas: La primera que no ha de extrañarse que ante estas cifras los jueces se planteen una huelga y, segunda, su dimisión irrevocable. Creo que la Justicia Española y, por tanto, todos los españoles que dependemos de ella, se lo agradeceremos; no así el mundo literario que ve, con horror, la posibilidad de que este señor tenga más tiempo para escribir sus versos.
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