He leído con detalle la noticia que ofrece Libertad Digital acerca del rechazo, por parte del Tribunal Supremo, del recurso presentado por Baltasar Garzón contra la causa por prevaricación que podría apartar de la carrera judicial al juez estrella.
Después me he pasado al antagonista de Libertad Digital, el panfleto dirigido por Enric Sopena, "El Plural", donde no se hace eco aparente de la noticia, si bien es defendido por el colaborador Gerardo Rivas. Éste, en su columna titulada "¿Hasta cuando seguiremos disculpando alos franquistas?" (digna de leer por su confusión del tocino con la velocidad) se pregunta en el último párrafo: "¿No resulta, desde cualquier punto de vista, una aberración que el único juez que ha pretendido investigar e instruir una causa sobre las víctimas del franquismo haya sido denunciado por prevaricación ante el Tribunal Supremo por dos asociaciones protofascistas como “Manos Limpias” y “Libertad e Independencia”, presididas, la primera, por un ex responsable de la formación ultraderechista Fuerza Nueva y, la segunda, por un concejal del Partido Popular del Ayuntamiento de Málaga?".
La pregunta, con todo el afán, voluntario o no, del Sr. Gerardo Rivas de atacar al Tribunal Supremo o de cuestionarlo, resume en la práctica la situación de la Justicia y de cómo algunos jueces pueden parecer intocables, como el caso del hombre que veía amanecer; si bien la pregunta debería reformularse de la siguiente manera: "¿No resulta, desde cualquier punto de vista, una aberración que el juez que ha dado nombre a sus actos (garzonadas), que ÚNICAMENTE haya sido denunciado por dos asociaciones que el Sr. Rivas tilda de protofascistas?".
¿Por qué lo que a simple vista parece una prevaricación como una catedral, por mucho que a las víctimas del franquismo y progres que confunden "digna causa" con estalinismo les duela, una aberración dentro de nuestro Derecho, sólo es denunciada por dos asociaciones, sean fascistas o no?
1 comentario:
Tienes razón. Lo de Garzón no es una aberración, porque esa causa nunca debió abrirla. La única aberración es la Ley de Amnistía General que dejó irse de rositas a cientos de criminales fascistas. Ponerse a desenterrar huesos cuando a treinta años de aquellos los asesinos están muertos o en el asilo, no pasa de ser una chulería.
Lo de la prevaricación no lo tengo claro (no entiendo de derecho). Al parecer un juez "prevarica" cuando dicta a sabiendas una resolución injusta. No entiendo qué injusitica hay en que unos pobres viejos puedan poner a sus muertos en una tumba cristiana, y no en una puñetera cuneta.
Supongo que eso es aberrante para tantos como quienes han denunciado a Garzón: aquellos putos rojos, asesinados por el Centinela de Occidente, deben pudrirse por la eternidad en las cunetas. ¿Qué es eso de darles cristiana sepultura?
Un saludo.
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