Cada año que pasa con este gobierno zapateril es costumbre ver, minutos antes de la votación de los Presupuestos Generales del Estado, a diputados nacionalistas corriendo por los pasillos del Congreso. Cuando esto sucede es que han ganado su partida de póker con el gobierno.
Con el gobierno más débil que nunca, el PNV ha decidido abrir una mesa de póker con condiciones draconianas. "Si quieres sentarte a la mesa, 600 kilos, pero en euros, no en pesetas, que las pesetas llevaban la cara del Rey".
A Z. le han pillado su cara de póker, saben sus cartas (porque las enseña) y encima está desesperado con esto de la crisis. Aprobar unos presupuestos que aumentan de manera sustancial los impuestos no tiene mucha popularidad. A los nacionalistas, que tienen la impopularidad asumida, les importa un bledo el hecho de que se aprueben unos presupuestos que aumenten el IVA, que los presupuestos vayan a generar más paro y más pobreza, porque esa parte se la tragará Zapatero y no quienes le ayudaron a perpetrarla.
Recuerdo las palabras de Luis María Anson, en su columna de "El Mundo", de que Rajoy debió abstenerse en los Presupuestos Generales del Estado para que, en un ejercicio de lealtad institucional, el Gobierno no estuviese sometido a las exigencias minoritarias. El caso es que ahora el gobierno ha presentando unos presupuestos que no pueden ser respaldados ni siquiera con una abstención.
Los nacionalistas ya esperan en la mesa. El saloon ya está abierto. Y en el privado sólo entran con un mínimo de 600 millones.
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