Reyes Mate, profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Filosofía (así reza el pie de página en su artículo de opinión en El País), ha tenido la gracieta de comparar a las víctimas de ETA con las víctimas de la carretera. Ignoro si la intención de este señor era analizar, desde su punto de vista filosófico, la no sensibilidad de la sociedad frente a las víctimas de los accidentes de tráfico, pero con ello ha mostrado la insensibilidad (en el concepto que parece manejar el profesor) que tiene parte de la izquierda a las víctimas del terrorismo ("llama la atención la emoción colectiva que suscitan las víctimas y la frialdad con la que encajamos los accidentes").
Insensibilidad que también mostró Z. cuando dijo en la Cumbre Iberoamericana de Montevideo cuando dijo que el cambio climático ya había provocado más víctimas mortales que el terrorismo internacional, y que el cambio climático era la gran amenaza de la Humanidad en el siglo XXI.
La tozuda manía de la izquierda de poner al otro lado de la balanza a las víctimas del terrorismo tendrá el efecto perverso de convertir la sensibilidad democrática frente al terrorismo en esa insensibilidad que denuncia el señor Mate con las víctimas de los accidentes de tráfico y, de paso, ser insensibles frente a cualquier tipo de muerte, y así dar pasos objetivos hacia la insensibilización de la sociedad frente al aborto (según Bibí) y la eutanasia (según Montes) y la legalización de ambos.
Habla el profesor Mate de que existe el principio cultural del "no matarás" en contra del acto terrorista. Quizás el mismo principio cultural que tiene en contra el constante chorreo de mujeres asesinadas por sus maridos, el maltrato a los niños y los ancianos, pero no creo que todo se reduzca al principio del "no matarás". Pero no todo se puede reducir al punto de vista simplista al que llegan Mate y Z. No pueden reducirse la reacción de una sociedad frente a las víctimas del terrorismo a un trasfondo cultural y a que hay más víctimas del cambio climático que del terrorismo internacional.
Recordemos la contestación de Álvaro Uribe a Z. en esa misma Cumbre Iberoamericana, que "el gran enemigo" de las sociedades libres sí es el terrorismo, local o islámico. Hablamos, por tanto, de sociedad y de libertad individual, algo que tanto Z. entonces y Mate ahora han obviado para defender su gasto contra el cambio climático y su particular visión filosófica de los accidentes de tráfico.
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