lunes, 17 de agosto de 2009

Imperialismo yanqui, imperialismo bolivariano

El programa "Aló Presidente", uno de los múltiples usos de los medios de comunicación utilizados por Hugo Chávez, se convierte en cada emisión en el más fiel documental de la metamorfosis kafkiana de Hugo Chávez. Pero con una diferencia: mientras en la obra de Kafka, Gregor Samsa se transformaba en algo que no era por naturaleza, Hugo Chávez se transforma en lo que realmente es: un bicho dictador que ha tenido que recorrer el camino más largo para acabar siendo lo que se propuso cuando intentó el fallido golpe de estado.
Ahora resulta que, según Chávez, Obama no entiende que debe salir de América Latina. Y le dice que saque las manos de Honduras y América Latina, intentando demostrar que tras el golpe de estado que sacó torpemente a Zelaya del país (en vez de ser detenido y puesto ante el Tribunal Supremo, tal y cómo éste ordenó), estaba el ejército americano, el imperio, el imperialismo yanqui.
Y después auguró "una escalada bélica en América del Sur dirigida por el imperio estadounidense para frenar la independencia de la región". Dice el gorila rojo: "la estrategia de compromiso del imperio estadounidense es la promoción de golpes de Estado e invasiones en aquellos países que no se comprometan con los planes yanquis".
Ni voy a negar ni voy a afirmar que Estados Unidos tenga una estrategia imperialista que intente minar una independencia supuestamente aún no alcanzada de los países iberoamericanos, pues hay antecedentes; una estrategia basada en las políticas propias de Nixon. Chávez haría bien en denunciarlo. Pero sabiendo la calaña de este personaje, y a la luz de sus propios actos... ¿qué es lo que pretende Chávez? ¿Cuál es su estrategia?
¿Acaso no intentó minar la independencia argentina financiando la campaña de los Kírchner y comprando la deuda argentina contraída con el FMI? ¿Cuáles son las pretensiones chavistas con su connivencia con las FARC, financiadoras de la campaña de Correa en Ecuador? (¿Acaso desestabilizar la vecina Colombia?) ¿Y qué hay de Evo Morales? ¿Y del enfado monumental cuando ganó el conservador Alan García en Perú? ¿Y de la protección que le ha dado a Mel Zelaya, traidor al programa del partido por el que se presentó, el Partido Liberal de Honduras, con el cual ganó las elecciones con la mayoría de los votos a los que también traicionó intentando instaurar el socialismo en ese país? ¿Y qué hay de esa metamorfosis de admitir a Castro como un dictador a defender su revolución prácticamente como faro y guía de la que pretende instaurar en Venezuela? ¿Y de sus vientos de guerra y su discurso cada vez más belicista desde que Colombia va a instalar siete bases americanas en contra del narcotráfico y la guerrilla que el propio Chávez apoya?
No hay que saber mucho qué es lo que hay detrás de sus intentos de perpetuarse en el poder, en los intentos de callar a la prensa, a los ciudadanos, de instaurar la sociedad socialista mediante el adoctrinamiento escolar, de influir en otros países con su bolivarianismo y de querer derrumbar mediante el desprecio a Álvaro Uribe: el sueño de una Iberoamérica socialista al estilo de la URSS y sus países satélite, donde Moscú se situaría en Caracas y Stalingrado en Bogotá. Los vientos de guerra chavistas son ecos del imperialismo socialista bolivariano.

1 comentario:

Martha Colmenares dijo...

La realidad venezolana, con esta revolución chavista (me niego a llamarla bolivariana, es un agravio a nuestro Libertador), ha tardado en encontrar la comprensión de la comunidad internacional, y aun, se pone en duda que estamos en una tiranía.
Muy buena tu entrada.