jueves, 22 de septiembre de 2011

Montesquieu sigue muerto

A raíz de la decisión del Pleno de la Audiencia Nacional de revocar el procesamiento de los tres miembros de la cúpula policial de Alfredo Pérez Rubalcaba por el Caso Faisán, no han tardado desde el socialismo la exigencia de disculpas al Partido Popular, en especial la directora de la campaña rubalcabiana Elena Valenciano. 

En primer lugar, no es verdad que, como desde la factoría nos quieren hacer creer, que haya un adiós al vergonzoso hecho de un chivatazo a una banda terrorista, que los hechos no ocurrieron, que el delito no se produjo. Por tanto, sigue existiendo un delito al que el Pleno de la Audiencia Nacional exige más investigación para clarificar a quiénes juzgar. En resumen: existió un chivatazo a los terroristas, el cual aún no ha sido esclarecido (según la AN), a pesar de que tenemos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad mejor preparadas para la lucha contra el terrorismo, especialmente el etarra.

Por otro lado, no crean que deban ser los partidos políticos, especialmente los mayoritarios, quienes empiecen a exigir disculpas o a exigir responsabilidades por cada resolución judicial que salga a la luz. Que el PSOE y el PP se tiren piedras, se feliciten a sí mismos cuando las resoluciones son favorables o que recurran a la manida frase "nosotros respetamos las decisiones de los jueces", cuando han sido unos quienes mataron a Montesquieu y otros quienes lo enterraron, no deja de ser una burla y un intento de engaño permanente al ciudadano.


Podemos ver a Alfredo Pérez Rubalcaba hacer propuestas encaminadas a satisfacer en cierta medida a los indignados, y sin embargo, no le hemos oído palabra sobre la propuesta de Independencia del Poder Judicial del 15-M. No espero de Rubalcaba, uno de los mayores fontaneros del socialismo español, que proponga retornar al sistema de elección del CGPJ anterior a la modificación de la Ley por parte de Felipe González y satisfacer así a los indignados. Tampoco lo espero de Mariano Rajoy, por mucha regeneración democrática que pueda prometer.

Montesquieu sigue muerto, enterrado en cal viva y no veo disposición en resucitarlo. Mientras tanto, que no vengan con eso del respeto a la Justicia, que no me lo creo.

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