Me han sorprendido las palabras de nuestro presidente Z. acerca del contagio de la gripe porcina (o gripe A) de varios militares españoles, en las que dice: "Cogen la gripe unos cuantos militares españoles y piden la dimisión de Chacón".
Me sorprende porque es de libro que ante una posible pandemia, el Ejército y quienes lo componen son los últimos que pueden salir infectados de ella. Y eso Chacón lo sabe (o lo debería saber), y eso Z. lo sabe (y debería saberlo, como presidente). Todos recordaremos que en el asunto del mal de las vacas locas fueron los soldados los que vieron eliminados de su menú los platos de vacuno, como prevención a la enfermedad, porque el Ejército es, repito, el la última institución que puede verse afectada por una enfermedad.
Así desde aquí sí se pide la dimisión de Chacón, pero no porque unos cuantos militares hayan cogido la gripe porcina, sino por la negligencia de la ministra al respecto. Si Federico Trillo ya debería haber dimitido de su cargo hace años y haberse retirado de la vida política (al menos de la política de alto nivel), Chacón también tendría que hacer las maletas y esperar mejor momento para reaparecer. Pues si la posible responsabilidad de Trillo acabó con que nuestros soldados viajasen en una tumba volante y después no se identificasen correctamente los cadáveres de nuestros soldados (los de todos los españoles), Carme Chacón es responsable de que en nuestro Ejército no se hayan tomado las medidas para que nuestros soldados no se infectasen de una enfermedad casi pandémica, y que, una vez sabido el brote, los escolares pudieran visitar el Museo del Cuartel de Hoyo del Manzanares. Y ya no hablo de la posible ocultación de la enfermedad.