sábado, 3 de septiembre de 2011

¿Quién deja la herencia, Pepe Blanco?

Pepiño Blanco ya ha sacado a relucir  el leitmotiv de la campaña socialista para las elecciones de noviembre, que se prevén desastrosas: Sacar el dóberman a paseo. Falto de memoria, como si hasta ahora no fuese alguien que, tras prometer el cargo, se sentase en el Consejo de Ministros, o como alguien ajeno al PSOE aun siendo vicesecretario general del partido, ha tenido el arrojo de decir lo siguiente: "no hay peor herencia que dejar debilitado el Estado de bienestar como pretenden hacer los dirigentes del PP".


Tras esta frase, hay que hacer un poco de ejercicio de memoria: ¿De quién recibió Aznar una herencia de debilitamiento del Estado de Bienestar que tuvo que pedir un crédito para poder pagar las pensiones? Del gobierno socialista de Felipe González y Pedro Solbes, con Zapatero de parlamentario sosteniéndolo. 


Pero no hay que alargarse tanto en el tiempo: A saber, Zapatero es quién, en nombre de un bienestar interpretado exclusivamente desde el punto de vista electoral, impuso medidas tales como devolver 400 € del IRPF excluyendo a las clases menos favorecidas, impuso el cheque bebé de 2500 € por hijo recién nacido, derrochó en obras mayoritariamente inútiles y en supercartelería 8.000 y 5.000 millones de euros respectivamente en cada uno de los planes e, compró (y compra) la paz social con ingentes subvenciones a los sindicatos mayoritarios... Y así podríamos seguir con una lista kilométrica de medidas que no han hecho más que poner en peligro el estado de bienestar. 


Y ha sido Zapatero, ese personaje que le espetaba día sí y día también a Mariano Rajoy qué gobierno era el del decretazo y cuál el del pacto social, quien tuvo que hacer un decretazo aún mayor reduciendo una media de un 5% el salario de funcionarios, congelando pensiones y otra serie de medidas en busca de reducir el gasto 15.000 millones de euros, casi lo mismo que se invirtió en los improductivos planes e. 


Ha sido el gobierno del PSOE, con su negativa a ver la realidad, a reformar el sistema financiero atajando los desmanes de esas entidades al servicio de los intereses de los políticos, es decir, las Cajas de Ahorro; a reformar el mercado laboral tal y como dicta la lógica y no los intereses sindicales... ha sido (y es) el gobierno del PSOE quien va a dejar España con 5 millones de parados cuando se celebren elecciones, con familias sin recibir prestación, con más de un 20% por debajo del umbral de pobreza... 


Ha sido, y es, el gobierno del PSOE, del que el propio Pepiño Blanco forma parte y del que el próximo candidato socialista, Rubalcaba, ha sido principal miembro, quien va a dejar una herencia de un Estado de bienestar no debilitado, sino en estado de coma o casi quiebra. 


A todos nos dolieron las duras medidas impuestas por José María Aznar cuando recibió la herencia de Felipe González. A todos nos duelen las medidas que están tomando los gobiernos populares allí donde gobiernan, tan dolorosas como necesarias, que comienzan por lo básico: racionalizar y optimizar el gasto de nuestros impuestos. Pero es lo que toca cuando se hereda una administración no sólo debilitada, sino también trucada.


Así que toda la razón a Pepiño Blanco: "se puede gobernar con austeridad sin sacar la motosierra [...] no hay peor herencia que dejar debilitado el Estado de Bienestar". Pero que lo diga quien ha gobernado sin austeridad y bajando los salarios a los funcionarios públicos y congelando pensiones, y que lo diga quien precisamente va a dejar en herencia un estado debilitado y casi en quiebra con más de 5 millones de parados, no resulta gracioso, sino macabro.

1 comentario:

Natalia Pastor dijo...

La "herencia" está ahí; un país al borde de ser intervenido, dirigido de facto desde Bruselas con el marchamo y el visto bueno de Merkel, 5 millones de parados, un país hundido y un modelo económico destruido e irremplazable, por lo menos, a medio plazo.

Con todo, con el drama que todo ello supone, la "herencia" de Zapatero se extiende más allá.
Ha dañado todas y cada una de las instituciones, ha fracturado la sociedad, ha resucitado el guerracivilismo, reabierto heridas.

Ha hecho del sectarismo, la división y el enfrentamiento la marca de la casa, ha atacado a la Igesia y a los católicos, ha experimentado con ingenieria social para modelar una sociedad al gusto del pensamiento único de la izquierda y de la progresía, ha arrastrado por el fango y las heces nuestro prestigio y nuestra imagen como país.

Nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo.