Tras leer la crónica de Libertad Digital sobre el autohomenaje que se han brindado aquellos que, por ganar unas elecciones con un porcentaje de participación del 46%, se creen que el resto ha refrendado la estrategia del Congreso de Valencia, hay sólo una cosa que quería reseñar, pues comentar la autocomplacencia con la que vive el partido dentro del rajoyismo resulta incluso cansino.
Según esta crónica, Rajoy ha dicho: "asumimos todo nuestro pasado, con sus aciertos y sus errores; los aciertos, especialmente en la etapa del Gobierno de José María Aznar, que son nuestro aval para el mañana". Y ha reclamado a los suyos: "un esfuerzo para olvidar lo que merece ser olvidado".
Pues hay un acierto de la etapa, no ya de gobierno, sino de oposición de José María Aznar, que Mariano Rajoy parece fuertemente decidido a olvidar, como si la lucha contra la corrupción y la asunción de responsabilidades políticas, por encima de las posteriores judiciales, mereciesen ser olvidados.
Si de verdad Rajoy se aferrase a esos principios ("un partido son sus principios"), si de verdad asumiese los aciertos de la etapa de José María Aznar y si, en vez de querer olvidar quisiera, en cambio, recordar lo que merece ser recordado, Luis Bárcenas ya habría sido expulsado de su cargo hace mucho tiempo por la vía expedita. Pero no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario