jueves, 31 de diciembre de 2009

Ser humano, ser madre

Beatriz Gimeno, colaboradora del diario digital "El Plural", mujer con la cual, en no pocas ocasiones, estoy en total desacuerdo, ha escrito una opinión con la que mi opinión coincide en varios aspectos.
Escribe en "Feo cuento de Navidad", el hecho de que un joven halló un bebé en un portal y que, por considerarse un héroe (yo diría un ciudadano que cumple su deber), manifestó "Ojalá encuentren a la madre y vaya a la cárcel, hay que ser muy mala persona para hacer eso".
Entonces dice, creo que acertadamente, lo siguiente: "Pues yo pienso que hay que ser muy mala persona para pensar eso. Hay que ser muy mala persona para querer meter en la cárcel a una mujer que ha pasado por un embarazo que no ha sabido o no ha podido evitar y que, seguramente, ha ocultado a todos, aunque ella lo ha sentido mes a mes; que después ha dado a luz sola, sin ninguna ayuda médica, sola con su miedo y con su desesperación; y que finalmente se ha sentido tan sola y tan desvalida, tan inerme ante las circunstancias, con tan poco control sobre su vida que ha tenido que abandonar a su hijo en un portal. Hay que ser muy mala persona para no ver que en esta historia hay dos víctimas y no sólo una, y que de las dos, la mujer tiene, seguramente, peor futuro que el niño que será adoptado por una familia que le querrá. Hay que ser mala persona para querer que esa mujer acabe en la cárcel y para no sentir absolutamente ninguna empatía por su realidad."

Sin embargo, opina lo siguiente (y en eso sí que estoy en desacuerdo): "Así las mujeres, de nuevo, al quedar embarazadas dejamos de ser seres humanos para ser solamente madres, sometidas al dictado de nuestros úteros y de la ideología que sobre la reproducción están imponiendo algunos sectores sociales."

No creo que una mujer, por el hecho de estar embarazada, dejen de ser seres humanos para ser solamente madres. Al contrario: Las mujeres, por el hecho de quedarse embarazadas, no quedan reducidas a madres, como si ser madres fuera un estigma o un síntoma de lepra. Al contrario, son receptoras de un don que sólo las mujeres tienen y que los hombres (de buena fe) vemos con sana envidia: el de concebir una vida humana en su interior. Quizás por ello, Sra. Gimeno, el hecho de que sea, precisamente, una madre, una mujer, considerada nada menos que la Madre de Dios en esa religión a la que tanto gusta de poner en la diana de sus opiniones.

Por otro lado, creo que la Sra. Gimeno coincidirá, a la vista de su opinión aquí expuesta, el error de que Laura Seara haya sido nombrada como directora general del Instituto de la Mujer, una mujer que está en contra de que las mujeres embarazadas sin recursos reciban ayudas para no tener que abandonar a su bebé en un portal o tener que abortar cuando la mujer, embarazada, quiere tener a su bebé en brazos (porque como mujer también tendrá derecho a dar a luz si es su deseo ¿verdad?). Laura Seara que, desde luego, no ha sentido empatía ninguna por esas mujeres que sí quieren ser madres y que no tienen recursos, viéndose obligadas a abortar en su contra o dar a luz solas con sus miedos y desesperaciones, sin ayuda médica, abandonar a sus bebés, generando más "feos cuentos de Navidad".

Feliz Año 2010 a todos.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Caso Haidar, lo que hay que ver

Entendamos que fue mayúsculo el error dejar entrar a una persona sin pasaporte en España, y no una persona cualquiera, sino una activista saharaui nacionalista. Y todos sabemos cómo se las gasta Marruecos con los activistas y, especialmente, en los apuros diplomáticos en que mete a España. (Definitivamente, Moratinos es un cándido que aún no ha aprendido cómo es la sutil diplomacia marroquí).
Ahora bien, Haidar presiona de manera vergonzosa a nuestro gobierno cuando dice que "no hace lo suficiente". ¿Qué más ha de hacer? ¿Declararle la guerra a Marruecos? Ahora es la izquierda la que pide firmeza con Marruecos y que, sin embargo... ¿alguien recuerda lo del islote de Perejil (sí, sólo un islote, pero todo un desafío a España).
Pero hay dos cosas que me producen asombro. La primera es Cayo Lara, quien se empeña en demostrar que es una persona que no tiene la aptitud para ser un político. Es decir, responsable con el cargo que ocupa. Debería haber mantenido la discreción necesaria en cuanto sus conversaciones con la Casa Real, antes y ahora, aunque lo que pueda recibir de la Casa Real sea perjudicial para el Gobierno (y beneficioso para IU (?)) Y la Casa Real, sabiendo lo bocazas que es Cayo Lara, ya podría saber a quién le manda según qué comunicados.
Lo segundo es la actitud de los artistas cejateros, ignorantes de la Constitución, que piden la intermediación "explícita" del Rey, y procuran que Zapatero, que preside la institución encargada de las relaciones internacionales y la diplomacia (el Gobierno), no aparezca ni sea salpicado. Y, como si de rizar el rizo se tratara, quien lo pide es el que acusó al PP de casi provocar un golpe de Estado. Es decir, quien tiene una idea tan concisa como ignorante (y repugnante) de cómo funcionan las instituciones y la política dentro de la Constitución.
Si lo que se trata es de manchar y salpicar a nuestro Rey, hacer ver que el Rey es autónomo, que ninguno de sus actos están refrendados por el Gobierno, en resumen, que el Rey vive al margen de la Constitución y del Ordenamiento Jurídico como su antecesor Luis XIV (L'Etat c'est moi), aparte de demostrar su total (repulsivo) desconocimiento de los engranajes constitucionales, demuestran su total falta de escrúpulos al querer que nuestro Rey juegue un papel "explícito" en el caso Haidar y, de paso, responsabilizarle (cuando la única responsabilidad es la del Gobierno) de lo que aquí acontece.
(El Rey no hace lo suficiente. Si Haidar muere el asesino será el Rey..., son sólo unos ejemplos de lo que podríamos oír en caso de que el Rey juegue un papel "explícito".)

martes, 8 de diciembre de 2009

Hermann Tertsch, libertad hospitalizada

Hace muchísimo tiempo que no actualizaba este blog por motivos personales, pero uno siempre encuentra una noticia que empuja a sacar tiempo de un exprimidor y escribir aunque sean unas líneas. Y no, no ha sido la crisis del 'Alakrana' (Roma no paga traidores, Francia no negocia con terroristas, nuestra política internacional se doblega), la inquietante (e imparable) putrefacción del Partido Popular, y todas las torpezas políticas y económicas que nos llevan al desastre: creo que el ejercicio de un blog político no ha de circunscribirse a copiar+pegar entradas anteriores en las que ya se enumeraban las acciones y omisiones de nuestros mal llamados dirigentes que nos llevan a la ruina.
Las alarmas han saltado y todos nos hemos de preocupar: Hermann Tertsch, periodista de Telemadrid, ha sido agredido por un ultraizquierdista o un imbécil, que viene a ser lo mismo. Además con cobardía, por la espalda. Hermann Tertsch tiene varias costillas rotas y un pulmón encharcado, y está hospitalizado.
El ejercicio de expresarse libremente aún no está bien visto, a pesar que desde la muerte de Franco ha pasado largo trecho, si bien no ha debido pasar el tiempo suficiente, para estos fascistas que se hacen llamar antifascistas, desde el derribo, piedra a piedra, del muro de Berlín. Solucionar las discrepancias a patadas (o torturando al modo chekista), es algo propio de las personas cortas de mente que no creen en la libertad y sí en el totalitarismo.
Coincide todo esto con una polémica desatada entre Tertsch y Wyoming, donde el último contestó unas palabras del primero acerca de los terroristas que mataría por salvar a unos españoles, con un montaje carente de gracia (quizás sólo el agresor, y el propio Wyoming, debieron de reirse con ello) que se ganó una denuncia por parte de Tertsch. Sería de esperar que esa persona que se hace llamar gran Wyoming saliese en su programa avalando la libertad de expresión (la de todos, incluso la del propio Hermann Tertsch) y condenando la agresión que le ha roto las costillas al periodista.
Y por una razón muy sencilla. Porque Hermann Tertsch iba a solucionar las discrepancias con Wyoming de la manera que lo hacen los seres civilizados: recurriendo a la Justicia. Defender a Hermann Tertsch en estos momentos es defender la democracia y la libertad de expresión, y Wyoming debería hacer distinguir a sus fans dónde están los límites.